La historia de mi vida.
La historia de un sueño.
Soy el menor de cinco hermanos y crecí en el campo, rodeado de naturaleza y animales. Mi medio de transporte siempre fue mi fiel caballo "el Petiso". Desde muy pequeño, me acostumbré a montar a caballo para ir al almacén a comprar provisiones, ir a la escuela o simplemente para visitar a algún amigo. No había límites ni restricciones, experimentaba la verdadera libertad en su máxima expresión. Los largos paseos a caballo por los caminos rurales me permitían disfrutar del paisaje y conectar con la tranquilidad del campo. Cada galope era una aventura única y cada encuentro con la naturaleza era una oportunidad para descubrir algo nuevo. La vida en el campo y la compañía de mi fiel caballo formaron parte fundamental de mi infancia, dejando en mí una pasión inigualable por la vida al aire libre. Al terminar la escuela primaria, decidí hacer un viaje a Buenos Aires y me quedé allí durante un año. Después, regresé a Entre Ríos y pasé los años maravillosos del secundario entre Nogoyá y Lucas González, que todavía hoy sigue siendo mi lugar en el mundo. A una edad muy joven, me casé y me convertí en padre. Tenía apenas 20 años en el 77. Cuando mi hijo Ezequiel partió con su Mamá hacia Córdoba, poco tiempo después, decidí seguir sus pasos. Comencé trabajando como Perito en Cereales en Córdoba y luego me convertí en Fotógrafo. Fue allí donde conocí a mi segunda esposa, Susi, quien es ciudadana suiza y esto nos ofreció la posibilidad de emigrar. Así que decidimos radicarnos en Suiza durante un par de años, pero finalmente nos hemos quedado aquí. Ya son 32 años. Nuestra familia creció cuando nacieron Cristian Adrián en 1993 y Ricardo Esteban en 1996. Hablar de la emigración y todo lo que implica es como adentrarse en una historia paralela, llena de dificultades y desafíos. Los primeros años en el nuevo país fueron particularmente duros. La añoranza y la sensación de nostalgia eran inmensas, tanto por la tierra y la gente dejada atrás como por la adaptación a una cultura y un entorno completamente diferentes. Sin embargo, con el paso del tiempo, uno aprende a acostumbrarse. Aunque todavía persiste cierta melancolía y apego a las raíces, es indudablemente el paso de los años lo que permite adaptarse y encontrar un nuevo sentido de pertenencia en este nuevo lugar. La emigración es un viaje lleno de altibajos, pero también de crecimiento y aprendizaje. • En Suiza, continué mi carrera en la fotografía y también trabajé como Pintor. El destino quizo, después de enfrentar algunos problemas cardiacos, que finalmente encontrara mi verdadero lugar en un Centro Gráfico. Además, tuve la oportunidad por varios años de trabajar como camarógrafo para el equipo de fútbol de Basilea, el FC Basel. Mi otra gran pasión en la Vida, el Futbol! Fue una experiencia emocionante poder capturar los momentos más destacados de los partidos y estar cerca de los jugadores. • A lo largo de los años, pude desarrollar mis habilidades y conocimientos en el campo de la fotografía, lo cual me brindó una gran satisfacción personal. Finalmente, el año pasado, logré alcanzar la jubilación tan deseada, un momento de tranquilidad y disfrute. • La historia sin duda continuará y ahora con un nuevo miembro de la familia: La Gurisa. Ella será mi compañera en las rutas de Europa y tal vez juntas logremos cumplir el sueño de cruzar el océano y llegar a mi pueblo en Argentina algún día. Con ella a mi lado, estoy seguro de que cada viaje será una aventura llena de emociones y momentos inolvidables. Juntas recorreremos paisajes impresionantes, descubriremos culturas fascinantes y nos sumergiremos en la belleza de cada lugar que visitemos. Nos espera un futuro lleno de experiencias únicas, risas compartidas y recuerdos que atesoraremos para siempre. La Gurisa se ha convertido en un pilar fundamental en mi vida y estoy emocionado por todo lo que está por venir. • ¡Que comience la próxima aventura!